sábado, 26 de diciembre de 2009
Evangelio: Lc 2, 1-14
En aquellos días se promulgó un edicto de César Augusto, para que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a inscribirse, cada uno a su ciudad.
José, como era de la casa y familia de David, subió desde Nazaret, ciudad de Galilea, a la ciudad de David llamada Belén, en Judea, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.
Y cuando ellos se encontraban allí, le llegó la hora del parto, y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el aposento.
Había unos pastores por aquellos contornos, que dormían al raso y vigilaban por turno su rebaño durante la noche. De improviso un ángel del Señor se les presentó, y la gloria del Señor los rodeó de luz. Y se llenaron de un gran temor. El ángel les dijo:
—No temáis. Mirad que vengo a anunciaros una gran alegría, que lo será para todo el pueblo:
hoy os ha nacido, en la ciudad de David, el Salvador, que es el Cristo, el Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis a un niño envuelto en pañales y reclinado en un pesebre.
De pronto apareció junto al ángel una muchedumbre de la milicia celestial, que alababa a Dios diciendo:
"Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres en los que Él se complace".
Evangelio: Jn 1, 1-18
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Todo se hizo por él, y sin él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron.
Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos creyeran. No era él la luz, sino el que debía dar testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre, que viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo se hizo por él, y el mundo no le conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron. Pero a cuantos le recibieron les dio la potestad de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, que no han nacido de la sangre, ni de la voluntad de la carne, ni del querer del hombre, sino de Dios.
Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y clama:
"Éste era de quien yo dije: El que viene después de mí ha sido antepuesto a mí, porque existía antes que yo". Pues de su plenitud todos hemos recibido, y gracia por gracia.
Porque la Ley fue dada por Moisés; la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás; el Dios Unigénito, el que está en el seno del Padre, él mismo lo dio a conocer.
lunes, 7 de diciembre de 2009
El ciclo de la Manifestación del Señor, -los tiempos de Adviento y Navidad- nos ofrece una oportunidad para presentar la primera Antífona mariana del Año Litúrgico: la que lleva por nombre Alma Redemptoris Mater. Tradicionalmente se suele cantar hasta el 2 de febrero, día de la Presentación del Señor (la Candelaria). Se atribuye la composición de esta antífona al sabio monje benedictino alemán Herman de Reichenau o Augiensis (1013-1054). Más conocido como Herman Contractus es uno de esos extraordinarios personajes que surgieron en la vida monástica medieval. Además de cronista, poeta y compositor despuntó en las ciencias matemáticas juntamente con la astronomía, la geografía y la medicina.
El que sería abad de Reichenau compuso la antífona Alma Redemptoris Mater basándose en los escritos de san Ireneo de Lyon (130-202), san Epifanio de Salamina (315-403) y san Fulgencio de Ruspe (462/467-527/533).
Fue el papa Clemente VI quien en 1350 determinó su lugar actual en el rezo de las horas, asignándole el tiempo de Adviento y Navidad. El poeta inglés Geoffrey Chaucer (+ 1400) la menciona en sus Cuentos de Canterbury.
El Alma Redemptoris Mater ha inspirado hermosas composiciones musicales a lo largo de la Historia. Aparte de las melodías gregorianas (en tono solemne y en tono simple), destacan el coro de Leonel Power († 1442), la bellísima polifonía a seis voces de Orlando di Lasso (1532-1594) y el coro a capella de Giovanni Pierluigi da Palestrina (1525-1594). Ofrecemos el texto latino con su traducción española y este enlace con el audio para practicar el canto de la antífona:
http://es.youtube.com/watch?v=W6vwh-XXLTU
Antiphona Pro tempore Adventus
Alma Redemptoris Mater,
quae pervia caeli
Porta manes, et stella maris,
succurre cadenti,
Surgere qui curat, populo:
tu quae genuisti,
Natura mirante, tuum sanctum Genitorem
Virgo prius ac posterius, Gabrielis ab ore
Sumens illud Ave,
peccatorum miserere.
Madre Santa del Redentor,
puerta siempre abierta del cielo,
estrella del mar, socorre al pueblo que cae
y procura levantarse:
Tú que ante el asombro de la naturaleza
engendraste a tu Santo Creador,
Virgen antes y después
de haber recibido de la boca de Gabriel
aquel “Ave, “
ten piedad de los pecadores.
Un comentario de san Ambrosio de Milán al salmo 118, ahora que el Señor viene, llama a nuestra puerta para que le abramos.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
El es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
"la diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa".
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo hecho,
ha sido un milagro patente.
Este es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, El nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Del comentario de san Ambrosio, obispo, sobre el salmo 118
Yo y el Padre vendremos y haremos morada en él. Que cuando venga encuentre, pues, tu puerta abierta, ábrele tu alma, extiende el interior de tu mente para que pueda contemplar en ella riquezas de rectitud, tesoros de paz, suavidad de gracia. Dilata tu corazón, sal al encuentro del sol de la luz eterna que alumbra a todo hombre. Esta luz verdadera brilla para todos, pero el que cierra sus ventanas se priva a sí mismo de la luz eterna. También tú, si cierras las puertas de tu alma, dejas afuera a Cristo. Aunque tiene poder para entrar, no quiere, sin embargo, ser inoportuno, no quiere obligar a la fuerza.
Él salió del seno de la Virgen como el sol naciente, para iluminar con su luz todo el orbe de la tierra. Reciben esta luz los que desean la claridad del resplandor sin fin, aquella claridad que no interrumpe noche alguna. En efecto, a este sol que vemos cada día suceden las tinieblas de la noche; en cambio, el Sol de justicia nunca se pone, porque a la sabiduría no sucede la malicia.
Dichoso, pues, aquel a cuya puerta llama Cristo. Nuestra puerta es la fe, la cual, si es resistente, defiende toda la casa. Por esta puerta entra Cristo. Por esto, dice la Iglesia en el Cantar de los Cantares: Oigo a mi amado que llama a la puerta. Escúchalo cómo llama, cómo desea entrar: ¡Ábreme, mi paloma sin mancha, que tengo la cabeza cuajada de rocío, mis rizos del relente de la noche!
Considera cuándo es principalmente que llama a tu puerta el Verbo de Dios, siendo así que su cabeza está cuajada del rocío de la noche. Él se digna visitar a los que están tentados o atribulados, para que nadie sucumba bajo el peso de la tribulación. Su cabeza, por tanto, se cubre de rocío o de relente cuando su cuerpo está en dificultades. Entonces, pues, es cuando hay que estar en vela, no sea que cuando venga el Esposo se vea obligado a retirarse. Porque, si estás dormido y tu corazón no está en vela, se marcha sin haber llamado; pero si tu corazón está en vela, llama y pide que se le abra la puerta.
Hay, pues, una puerta en nuestra alma, hay en nosotros aquellas puertas de las que dice el salmo: ¡Portones!, alzad los dinteles, que se alcen las antiguas compuertas: va a entrar el Rey de la gloria. Si quieres alzar los dinteles de tu fe, entrará a ti el Rey de la gloria, llevando consigo el triunfo de su pasión. También el triunfo tiene sus puertas, pues leemos en el salmo lo que dice el Señor Jesús por boca del salmista: Abridme las puertas del triunfo.
Vemos, por tanto, que el alma tiene su puerta, a la que viene Cristo y llama. Ábrele, pues; quiere entrar, quiere hallar en vela a su Esposa.
jueves, 5 de noviembre de 2009
A nuestro Santo Padre, el Papa de Roma,
dale, Señor, tu corazón de buen Pastor.
A nuestro Obispo N.,
dale tu bendición en la Iglesia.
Al Colegio de los Obispos,
compromételos con sus ovejas.
A los párrocos,
enséñales a amar a sus feligreses como tú nos amas, Señor.
A los confesores y directores espirituales,
hazles instrumentos dóciles de tu Espíritu.
A los que trabajan con la juventud,
que la comprometan contigo, Señor.
A los que trabajan entre los pobres,
haz que te vean y te sirvan en ellos, Señor.
A los que atienden a los enfermos,
que les enseñen el valor del sufrimiento.
A los sacerdotes enfermos,
sánalos, Señor.
A los que anuncian tu palabra,
que comuniquen Espíritu y Vida.
Que todos los sacerdotes
sean uno como tú y el Padre sois uno, Señor.
Que todos los sacerdotes
promuevan la justicia con que tú eres justo.
Que los sacerdotes célibes,
llenos de ti, vivan con alegría su entrega.
A los sacerdotes ancianos,
dales alegre esperanza.
A los tristes y afligidos,
consuélalos, Señor.
A los sacerdotes turbados,
dales tu paz.
A los que están en crisis,
muéstrales tu camino.
Defiende la causa de los calumniados y perseguidos, Señor.
A los sacerdotes tibios,
inflámalos con la llama de tu Amor.
A los desalentados,
reanímalos, Señor.
A los que aspiran al sacerdocio,
dales la perseverancia.
Que los sacerdotes:
promuevan vocaciones al Diaconado, Señor.
se entreguen con denuedo a favor de la vida consagrada, Señor.
se sientan miembros de todas nuestras familias, Señor.
A todos los ministros,
dales fidelidad a ti y a tu Iglesia,
concédeles la plenitud de tu Espíritu y transfórmalos,
para que en ti consumen su oblación.
Santifícalos en la Verdad. Amén.
martes, 3 de noviembre de 2009
domingo, 1 de noviembre de 2009
Para el 2 Nov DIFUNTOS
La Iglesia ofrece el sacrificio eucarístico por los difuntos con ocasión, no sólo de la celebración de los funerales, sino también en los días tercero, séptimo y trigésimo, así como en el aniversario de la muerte; la celebración de la Misa en sufragio de las almas de los propios difuntos es el modo cristiano de recordar y prolongar, en el Señor, la comunión con cuantos han cruzado ya el umbral de la muerte.
El 2 de Noviembre, además, la Iglesia ofrece repetidamente el santo sacrificio por todos los fieles difuntos, por los que celebra también la Liturgia de las Horas.
Cada día, tanto en la celebración de la Eucaristía como en las Vísperas, la Iglesia no deja de implorar al Señor con súplicas, para que dé a "los fieles que nos han precedido con el signo de la fe... y a todos los que descansan en Cristo, el lugar del consuelo, de la luz y de la paz".
Es importante, pues, educar a los fieles a la luz de la celebración eucarística, en la que la Iglesia ruega para que sean asociados a la gloria del Señor resucitado todos los fieles difuntos, de cualquier tiempo y lugar, evitando el peligro de una visión posesiva y particularista de la Misa por el "propio" difunto.
La celebración de la Misa en sufragio por los difuntos es además una ocasión para una catequesis sobre los novísimos.
Evangelio en la Conmemoración de los fieles difuntos
No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas. De lo contrario, ¿os hubiera dicho que voy a prepararos un lugar? Cuando me haya marchado y os haya preparado un lugar, de nuevo vendré y os llevaré junto a mí, para que, donde yo estoy, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.
Tomás le dijo:
—Señor, no sabemos adónde vas,
¿cómo podremos saber el camino?
Jesús respondió:
—Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida;
nadie va al Padre si no es a través de mí (Jn 14, 1-6).
sábado, 31 de octubre de 2009
Iglesia del Monasterio de la Inmaculada y san Pascual de Madrid
(HH Clarisas)
Pº Recoletos 11 (Cibeles) Madrid
Metro BANCO TREN RECOLETOS
Cada martes: Misa HispanoMozárabe 19’ 00h
Mes de Noviembre 2009
* 3.- Predica: P. Diego Figueroa Soler
* 10.- Formación sobre el Año Litúrgico
P. Ángel Fontcuberta (19’45 h)
* 17.- Imposición de la Tau (19’00 h) y
Solemne recepción
de la CRUZ de los Jóvenes (20’00h).
* 24.- Funeral por todos los DIFUNTOS amigos y bienhechores (A.I.N.).
* 28.- Comienzo del Año Litúrgico;
Bendición de la Corona de Adviento
Plan moz del mes de Noviembre 2009
Iglesia del Monasterio de la Inmaculada y san Pascual de Madrid (HH Clarisas)
Paseo Recoletos 11 -junto a Cibeles- Metro: BANCO Tren Cercanías: RECOLETOS
Cada martes:
Misa HispanoMozárabe
· 3.- Predica:
P. Diego Figueroa Soler
· 10.- Formación sobre el Año Litúrgico
P. Ángel Fontcuberta (19’45 h)
· 17.- Imposición de la Tau (19’00 h) y Solemne recepción
de la CRUZ de los Jóvenes (20’00h).
· 28.- Comienzo del Año Litúrgico;
Bendición de la Corona de Adviento
Formación litúrgica
Necesidad de una buena educación litúrgica
En este comienzo de siglo y de milenio, es particularmente importante la educación litúrgica de las nuevas generaciones. Estas deben asumir la celebración de la Iglesia, y hacerla propia, enriqueciéndola con su experiencia espiritual a la vez que se enriquecen entrando en la gran tradición litúrgica, y superan la tentación de hacer una liturgia aparte, según sus preferencias.
Por tanto, en las celebraciones es importante la educación litúrgica de los fieles:
por la profundidad de la sintonía con el misterio celebrado,
por la fidelidad a los libros litúrgicos,
y por la dignidad de la celebración.
Los aniversarios que recordamos [los documentos de Pío X] invitan a cuidar con mayor esmero la pastoral litúrgica, para que todos los fieles sean capaces de participar más plenamente en las celebraciones litúrgicas (cf. SC 15), penetrando en los sagrados misterios que celebramos. En efecto, "nada de lo que hacemos en la liturgia puede aparecer como más importante de lo que invisible, pero realmente, Cristo hace por obra de su Espíritu. La fe vivificada por la caridad, la adoración, la alabanza al Padre y el silencio de la contemplación, serán siempre los primeros objetivos a alcanzar para una pastoral litúrgica y sacramental".
La participación plena y activa en la liturgia consiste, precisamente, en que los que asisten a ella, hagan suya la acción sagrada y la vivan como un acontecimiento de carácter espiritual, realizando cada cual, ministro o simple fiel, todo y solamente aquello que le corresponde según la naturaleza de la acción y las normas litúrgicas (cf. SC 28). La participación completa en la Eucaristía será siempre la comunión sacramental con las debidas disposiciones. San Pío X promovió esta participación de tal manera que a él debemos el aumento de la piedad eucarística que floreció durante el siglo XX.
Esperamos que la recepción de la [] encíclica "Ecclesia de Eucharistia" de Juan Pablo II, se convierta, así mismo, en un nuevo estímulo de celebración y participación, incluso diaria, en la Eucaristía, de fidelidad gozosa a la asamblea dominical cada semana, y de un cultivo más intenso de las prácticas del culto eucarístico.
Declaración de la Comisión Episcopal de Liturgia (2003)
viernes, 30 de octubre de 2009
jueves, 29 de octubre de 2009
oración ante la Cruz de los jóvenes
Oh Cristo, Hijo de Dios,
haz que nos alegremos sobremanera en tu Cruz.
ya que por el misterio que en ella se consumó,
toda rodilla se dobla a tu nombre.
Concédenos que, por tu victoria,
atravesemos sin daño el mar de esta vida
y cuando llegue nuestro tránsito,
lleguemos hasta ti para ser coronados.
R/. Amén.
(PG de la Misa de la Sta Cruz)